Corazón de Aguascalientes,
señores, dejen les cuento,
no se pongan impacientes.
Temiendo ser ultrajada,
Hilaria fue con el cura.
Padre, estoy asustada,
yo no quiero a ese mula.
En la calle de La Alegría,
hace muchísimos años,
vivió Hilaria Macias,
orgullo de parroquianos.
No te apures China Hilaria,
verás cómo Dios te ayuda.
Déjame a mí el encargo,
yo le quito la picadura.
Era una mujer muy hermosa,
china de ojos cafés.
Tenía pelo muy largo,
muy suave su piel.
El cura llamó al Chamuco,
prometiéndole a la China.
Pídele un rizo, le dijo,
y alísalo en quince días.
Como río en la cañada,
rebelde bajaba su pelo,
sol que corona su cara.
Mujer solar China Hilaria.
Cuando lo traigas bien lacio,
la China será tuya.
Se fue el Chamuco contento,
recibió el cabello chino.
Era su boca un manjar,
pero no buscaba dueño.
Su piel vuelve loco al tocar,
era como un sueño.
Así como la noche no puede ser día,
ni el agua se puede quemar.
No pudo el Chamuco alisar,
los chinos de Hilaria Macias.
Vivía con mucha decencia,
preparando la comida.
A todo el mundo servía,
la China Hilaria Macias.
Desesperado al demonio llamó,
dispuesto a entregarle su alma.
Con tal de alisar el cabello,
y tener a la China Hilaria.
Un mal hombre le echó el ojo,
deslumbrado por su belleza.
A esta mujer me la robo,
no me importa la bajeza.
Comenzó el malvado su labor,
para ganar el alma del hombre.
Días y días trabajó,
no pudo hacer nada el pobre.
Le decían el Chamuco,
porque a él se parecía.
Harto del demonio se fue,
cansado de todo intento.
Furioso huyó de ahí,
quedó el Chamuco con su lamento.
Chinita vente conmigo,
yo te quiero más que a mí.
En tus manos tú me tienes
Sé mi amante, sé mi amor.
Loco terminó,
el pobre diablo Chamuco.
Sin alma ni China Hilaria,
anda las calles con su tormento.
Yo contigo no me voy,
Tú no me gustas a mí.
Búscate una de tu tipo,
yo mejor me quedo aquí.
¿Cómo te va, Chamuco del diablo?
Le preguntan los vecinos.
De la China Hilaria contesta
entre risas de los niños.
Por las buenas o las malas,
juro que te tendré.
A los santos o demonios,
a quien sea se lo pediré.
Anda la China Hilaria,
cuidando de su virtud,
camina las calles del barrio,
del Encino y la Salud.
Archivo Histórico Municipal de Aguascalientes