Los Túneles de Aguascalientes |
En los túneles de Aguascalientes,
un día yo me perdí.
Por mi madre se los juro,
de veras que estuve ahí.
Dicen que el señor Juan Chávez
por los túneles anduvo.
Conocía bien los caminos,
fuera de la ley estuvo.
Tomábamos chocolate
luego de santa oración:
el padre Marcos Hernández
y su humilde servidor.
Dicen que venía al pueblo
para estar con sus queridas,
mujeres esplendorosas,
todas ellas muy lindas.
Por don Brígido invitados,
tendero de tradición,
todos mojábamos pan
en chocolate de Apozol.
Llegaba montando a Conchita,
su yegua leal y fina;
tocaba en casa de Julia,
Rosa Eugenia o Josefina.
Estábamos en las mismas,
muy quitados de la pena,
cuando un ruido se escuchó
en la noche muy serena.
Ahí pasaba la noche,
en duermevela constante;
lo buscaba la milicia,
era un bandido importante.
Era como si temblara
o un rayo hubiera caído:
se oyó una explosión muy fuerte
entre grandes alaridos.
Alguien echaba el pitazo,
luego luego la caían;
entonces salía corriendo
de donde nadie lo creía.
Como alma que lleva el diablo
fuimos a ver qué pasó,
y encontramos en ese cuarto
que alguien los muebles robó.
Porque Juan tenía fiadores,
mucha gente lo apoyaba;
Rojas, de los mochos, era,
el ídolo de las beatas.
El piso se había hundido
en trastiendas del lugar;
oscuro polvo salía
de aquel gran berenjenal.
Noches y días pasaba
sin que nadie de él supiera:
eran túneles su casa,
amo y señor de ellos era.
Los tres, con mucho valor,
bajamos con reatas fuertes;
alumbrados por quinqués,
a buscar todos los muebles.
Ahí guardó sus tesoros
y algunos de sus secretos,
testigos de fechorías,
delicias de amantes fueron.
Muy grande fue la sorpresa
de encontrar la entrada al túnel;
seguimos la senda oscura,
rezando a la Virgen pura.
Nunca agarrarlo pudieron
en esos túneles del diablo:
fue a morirse en el monte,
sus tesoros ahí quedaron.
Iba rumbo a San Marcos,
según fuimos entendiendo;
lo seguimos caminando
hasta que nos fuimos perdiendo.
Ustedes quizá pueden verlos
si una entrada se encuentran,
pero ándense con cuidado
con el ánima que pena.
Entonces nos encontramos
telas de colores vivos;
las tocamos con los dedos,
se convertían en polvos finos.
Porque una voz de muerto dice:
“Llevas todo, o llevas nada.
A ver esos ambiciosos,
quién se atreve a desafiarla.”
Una momia apareció,
muy sentada en la pared.
¡Ah, qué susto nos pegó!
¡Qué carrera la que dimos!
Cuentan que túneles hay
por todito Aguascalientes;
esperan muchas sorpresas
a toditos los valientes.
Cuentan que hay muchos túneles
por todito Aguascalientes:
esperan tesoros y fantasmas
a todos los valientes.
Porque vivos anduvieron
escapando a su destino:
de San Marcos al Cedazo,
de San Diego al Cerro del Muerto,
todos siguieron su camino.
Vivos y muertos ahí anduvieron,
escapando a su destino:
de San Marcos al Cedazo,
de San Diego al Cerro del Muerto,
todos siguieron su camino.
Autor: Prof. Alfonso Montañez