Ex Hacienda de Cañada Honda |


Al noroeste de Aguascalientes, a tan solo 22 kilómetros, por la carretera que va para Asientos, se    localiza la comunidad ejidal José María Morelos, y en sus inmediaciones se sitúa la ex hacienda de Cañada Honda.
La hacienda data del siglo XIX, tenía una extensión de casi 6 mil hectáreas. Originalmente fue propiedad de María Aldana de Camarena, pero en 1898 fue puesta en subasta, pasando a manos de los señores José Luis García Rojas y de Don Guadalupe González; Contaba con acceso a las aguas del Río Chicalote y las presas el Lindero y el triángulo. Vivían en sus terrenos más de 500 almas.
 Hacia 1933 las tierras de la hacienda se venían explotando bajo tres sistemas de trabajo: la explotación directa a cargo de la hacienda, la realizada por medio de aparceros y las tierras arrendadas a terceras manos por las cuáles se pagaban una cuota fija al hacendado.
 Durante el cardenismo, la hacienda se vio alcanzada por la reforma agraria, y desde 1937 la casa grande fue convertida en Escuela Normal Rural para mujeres.
Arquitectónicamente, la finca es magnífica. Desde que llegamos al lugar nos maravillamos de la arquería de medio punto que se proyecta por el corredor del frente de la casa, hecha con material de cantera amarilla de Clavellanias.
Cabe señalar que el autor es el arquitecto práctico Refugio Reyes, cuyo genio creador se manifiesta en diferentes partes de la casa. 
En principio, nos maravillamos de la complicada y recargada puerta interior, en forma de arco semiapuntado, en la que se hace gala de los muchos elementos arquitectónicos y ornamentales de su amplio repertorio, elaborado en cantera amarilla y rosa. En seguida, como remate visual al frente, nos topamos con lo que originalmente fue el comedor, con un trabajo de cantería verdaderamente exquisito, en el que el artista tuvo oportunidad de manifestar su libertad creadora, ajena a apegarse a alguna corriente artística específica; la anarquía en este caso fue fecunda, porque el talento exigió el rompimiento con la tradición, en la que el artista supo interpretar la vida de provincia. Emplea formas plásticas inclasificables, producto de su genio creador y cuyo resultado final es un conjunto arquitectónico verdaderamente agradable a la vista.  
En frente de la casa, un pequeño pero hermoso parque, flanqueada por cuatro portadas de acceso, una en cada esquina, le dan gran realce. Enseguida la capilla de la exhacienda, de dos cuerpos con pilastras adosadas a los muros, nos informa de detalles que se nos antoja Góticos, pues se emplea el arco en ojiva y trifolios. En el remate, una espadaña con tres pequeñas campanas y en la parte superior cuatro trofeos de cantera.
A los costados podemos observar lo que originalmente fueron las bodegas y las trojes, hoy utilizados por la casa del pueblo para realizar actos cívicos.