Antecedentes de la Feria |


En noviembre de 1827, como respuesta a las reiteradas demandas del Ayuntamiento, pero también como un reconocimiento de la importancia que iba adquiriendo la urbe agraciada, la legislatura zacatecana concedió permiso a la Cd. de Aguascalientes para que celebrase anualmente , a partir de 1828, una feria mercantil, la cual se comenzó a celebrar entre los días 5 y 20 de noviembre, el Ayuntamiento que tiempo atrás acariciaba la idea de que su ciudad fuese al sede de una rumbosa y movida feria más importante que la de San Juan de los Lagos, se entusiasmó y de inmediato se comenzó la construcción de un Parián, se escogió el lugar (una plazuela situada frente al Templo de San Diego), lo único que faltaba era dinero , y mucho pues se quería levantar un edificio en toda forma.

Por lo cual en la sesión extraordinaria del 17 de febrero de 1828, las y los munícipes decidieron recurrir a la "generosidad" de Don Anastacio Terán, acaudalado comerciante que presto a la corporación 8,000 pesos pagaderos en un plazo de 3 años y redituables de un interés del cinco por ciento anual; ya con el dinero en la mano, las obras dieron principio. El Ayuntamiento quería dar a al feria el "mayor impulso" posible para que de ella resultará "utilidad" para el vecindario como "ornato" para la ciudad.

Sin embargo comenzada la construcción sobrevino la duda de si el terreno en que se formaba era del dominio y propiedad de esta municipalidad o de algún particular, o del convento de San Diego; hechas las investigaciones, resultó que parte del terreno , un cuadrilongo de 58.5 por 87.5 varas había sido donado a la ciudad por Don Pablo de la Rosa en 1806, aunque bajo la condición de que "sirva precisamente para solo plaza pública y que en ningún caso se intente variar su destino, ocupándolo con puestos o mercados de ninguna especie"; por lo cual no se podía levantar ningún Parián, pues se violaría la voluntad de Don Pablo de la Rosa, el ayuntamiento creyó que con la construcción de un Parián no se faltaba a la condición de la donación , por quedar subsistente la plazuela ; sin embargo los herederos de De la Rosa hicieron saber que su punto de vista era distinto y que estaban dispuestos a litigar, por lo cual ambas partes llegaron a un acuerdo en "formalizar escrituras de transacción". así el municipio allanó sus derechos sobre el predio y se colocó en posición de "obrar" en él según como quiera y le parezca.

En octubre de 1828 cuando faltaban pocos días para el inicio de la feria, el Ayuntamiento decidió que era necesario sacar dinero de donde fuera , así, de nuevo se pidió prestado a Anastacio Terán , quien facilitó 2,700 pesos bajo condiciones idénticas a las pactadas, solo así pudo estar lista la primera sección del Parián, la cual acogió a comerciantes que el 5 de noviembre llegaron a la verbena. La primera verbena fue todo un éxito, la concurrencia fue numerosa aunque no muy provista de fondos, comerciantes tampoco escasearon, pero sus caudales eran cortos y la gama de mercancías que ofrecían eran limitadas. Los comerciantes gruesos de Guadalajara, San Luis Potosi y Zacatecas prefirieron no asistir, lo mismo que los representantes de las firmas extranjeras que operaban en la región.

Terminados los festejos, el ayuntamiento encargó a Tomás López y Pimentel y a Francisco Chávez la comisión de conseguir a arrendatarios para los locales del Parián que ya estaban disponibles. El primero que se hizo presente fue Felipe Nieto hacendado que tomo en arrendamiento dos locales, los cuales, junto con las tiendas que ocupaba desde los días de la feria, se estipuló que "cada vez que la renta de las demás tiendas del Parián se suba, a él solo se le subiría una tercera parte.

Antes que terminará el año de 1828, los comisionados habían arrendado casi todos los locales disponibles, con un total de 14 comerciantes; por tanto el Ayuntamiento dispondría por la renta de los locales 1,483.3 pesos, jugosa cantidad que permitiría amortizar parcialmente los adeudos e iniciar nuevas obras. El Parián se revelaba más pronto de lo que algunos creían como un punto activo de comercio y como la sede de una feria que mucho prometía. Sin embrago si en un principio el dinero escaseo, ahora eran muchas las ofertas de financiamiento que recibían las y los munícipes, en conjunto con Miguel Berauzarán prestó 800 pesos.



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